jueves, 19 de diciembre de 2013

El tabaco, Siglo XX

La remolacha fue el cultivo principal de la Vega y en torno a ella giró toda la actividad económica hasta 1932. Pero el abuso de la planta para ocupar a toda la fuerza de trabajo acabó por arruinar el rendimiento que con unos precios bajos no le quedó otra alternativa que desaparecer frente a la competencia de otras regiones.

Pareció que el tabaco podría ocupar el lugar que había dejado la remolacha, ya que tenia características similares.


Las primeras semillas de tabaco fueron enviadas por Hernán Cortés desde América a principios del siglo XVI.

Todo lo relacionado con el tabaco estaba en situación de monopolio por parte del Estado, que gravaba la importación y no autorizaba el cultivo ya que suponía una gran y constante fuente de ingresos.


En 1880, como consecuencia de la profunda crisis que atravesaba la provincia, el tabaco era la esperanza. Muchas gentes compartían la voluntad de transformación agraria de la Vega para desarrollar una economía más variada y productiva.

Esto se lograría a partir de los años 20 del siglo XX, la crisis de la remolacha acentuó las esperanzas depositadas en el nuevo cultivo aunque las peticiones respecto al tabaco seguían desoyéndose, y las plantaciones ilegales se extendían por toda la provincia.

Bajo una estricta regulación, en 1917 el Estado autorizó su cultivo y a partir de 1924 empieza a cultivarse oficialmente en Granada. Se extendió rápidamente por toda la Vega sustituyendo a otras plantaciones y convirtiéndose en el sustituto de lo que años atrás fueron las hilazas y luego la remolacha.

Debido a la estructura social y de propiedad de la Vega el tabaco adquiere un componente de arraigo familiar. El paisaje empieza a salpicarse de secaderos como reflejo de la riqueza del momento y se produce un aumento de la densidad de población.


En los años 40 se consolida el tabaco en Granada, que se convierte en la primera productora del país. Granada se articula en torno al tabaco, que a pesar de los altos costes en mano de obra en rentable.

Las mejores calidades y rendimientos de otras zonas hacen que, a partir de los años 50, el porcentaje baje a un 20% de la producción nacional.
En 1963 aparece un nuevo problema, el moho azul, que provoca una enfermedad endémica de la Vega de Granada.


Estos factores, unidos a las nuevas costumbres, van marcando el final de unas de las etapas con más esplendor, tras esto la Vega volvió a los cereales, cerrándose la salida por la vía de incrementar el producto.

martes, 17 de diciembre de 2013

Remolacha azucarera, siglo XIX

En la segunda mitad del siglo XIX, las crisis del cáñamo y del lino, la filoxera y las epidemias de cólera conllevan un nuevo estancamiento demográfico de la zona, aunque las áreas del centro del regadío continúan su tendencia creciente.

Aunque la desamortización no aporto nuevas tierras cultivables y no modifico radicalmente la estructura de la propiedad sus efectos fueron positivos ya que disminuyo algo el grado de concentración de la propiedad, aumento la dimensión media de las explotaciones agrarias y puso tierras en manos de quienes estaban interesados en rentabilizarlas.

Entre 1860 y 1877 se produjeron movimientos migratorios en el interior de la comarca que produjeron un inestable equilibrio demográfico, la escasez proletarizaba al campesinado. La ciudad no hacia nada por resucitar las industrias de la seda, de las hilazas o crear algunas nuevas.

En 1880 la Real sociedad económica de amigos del país convocó un certamen público para estudiar como mejorar el cultivo en la Vega. El ganador, Benito Ventúe, apuntó hacia lo que podría ser la solución, la remolacha azucarera, y no se equivocó.


La introducción del cultivo de la remolacha va a suponer para la Vega un enorme impulso económico que imprimirá un gran dinamismo a toda la zona.

En 1898 la totalidad de la Vega estaba destinada al cultivo de la remolacha, esto produjo de nuevo un cambio en los sistemas de cultivo tradicionales. Los rendimientos agrícolas aumentaron, hubo trabajo para todos y se generaron excedentes con los que fue posible la acumulación de capital, no solo en este sector y sus industrias complementarias, se extendió a diferentes sectores económicos.
Las instituciones financieras de la Vega se modificaron a tiempo para contribuir a este proceso de transformación, el sector publico también hizo un esfuerzo, además de establecer del marco legal necesario dotó a la comarca de las comunicaciones necesarias, las que no había tenido hasta entonces.

La Vega arrastró al resto de la provincia, que en 1907 estaba en octavo lugar con respecto al conjunto nacional. Había tenido lugar la segunda revolución de la Vega.

A partir del 1930 la decadencia de la remolacha y la contienda civil española supondrán el inicio de una nueva crisis con el consiguiente estancamiento demográfico o crecimiento más lento, según los casos. La remolacha será sustituida por cultivos alimenticios primarios como la patata, maíz, trigo… y alguno de carácter industrial como el tabaco.



jueves, 12 de diciembre de 2013

Siglo XVIII, Recuperación gracias a las hilazas

A partir del siglo XVIII comienza una recuperación hasta la segunda mitad del siglo XIX.

Las transformaciones más importantes se dieron en la propia agricultura de la Vega, a partir de 1780 con la generalización de los cultivos de cáñamo y lino, la producción llegó a ser de 70.700 marjales en 1894, el 28% del total de las tierras. Los propios agricultores tuvieron garantizada la venta de toda su producción de cáñamo y lino a la Marina española, aparte de determinados privilegios fiscales para la industria de las hilazas, esto duró hasta 1808, pero ayudó a resolver los problemas de manera transitoria y provocar la primera revolución agrícola de la Vega de Granada.
Se desarrollaron, además, otros cultivos como cereales y habas, entre otros.
El cambio en los cultivos tradicionales comportó cambios en los métodos de cultivo y en la productividad de las tierras, aparte de los nuevos precios del cáñamo y lino, el rendimiento en cereal del regadío se incremento desde 2 fanegas marjal que era el máximo conocido a 3 fanegas marjal que se convirtió en lo normal a partir de entonces.
El periodo 1780-1808 hay que incluirlo entre los de mayor esplendor, la elaboración de las hilazas creó numerosos establecimientos industriales que utilizaron energía y materias primas y crearon su propia industria auxiliar.
Se desarrollo también una red de transportes para el transporte de las hilazas, obligando a una mejora de los caminos y ensanchando el mercado comarcal.

Se produce un aumento de la densidad de población.

Se hizo necesario también establecer unas nuevas relaciones entre propietarios de las tierras y labradores que resolvieran los problemas acaecidos por las elevaciones de precios, rentas y salarios debidos a la creciente avidez por las tierras.


miércoles, 11 de diciembre de 2013

La Industria Sedera, Siglo XVII

La industria de la seda en el Reino de Granada era uno de los pilares de su economía, tras la destrucción que el conflicto armado provocó durante el levantamiento de los moriscos 1568-1570, quedó claro la importancia de este sector.
Documentos cruzados entre los consejeros de Felipe II y las autoridades locales revelan la necesidad de una recuperación rápida de la actividad sedera para el sostenimiento económico del reino de Granada.
Durante el conflicto no solo existían dificultades a la hora de trasladar el producto a la alcaicería, sino también se estaban destruyendo las materias primas necesarias para su elaboración.
Al finalizar el conflicto, se evaluó la situación y se empezaron a llevar a cabo medidas para la reactivación de este sector aunque éstas no terminaron de cuajar.

Desde el fin del levantamiento hasta finales del siglo XVI, la producción sedera atravesó una grave crisis, es significativo ver que doce años después del fin de la rebelión las repercusiones sobre la producción de la seda eran todavía catastróficas, no llegando a superar más del 42% de la producción alcanzada antes de su comienzo.

Se puede apreciar una mejoría en las primeras décadas del siglo XVII, se alcanzan las cifras de 1953, esto pone de manifiesto que las medidas adoptadas por el juez de comisión a partir de 1598 estaban dando sus frutos, aunque seguían estando lejos de la producción alcanzada antes del levantamiento.

A finales del siglo XVII se produjo un descenso y posterior estancamiento en la producción que parecía coincidir con el colapso de la industria y el comercio sederos.
Algunas causas fueron cambios producidos en los cultivos en algunas zonas del Reino, se introdujeron nuevos cultivos en zonas tradicionalmente ocupadas por las moreras, como es el caso del cáñamo en la Vega de Granada y de la vid en la Alpujarra.

Unido a las destrucciones por las condiciones ambientales y la aparición de nuevos cultivos debemos destacar las condiciones de abandono generalizado del cultivo de las moreras,  las talas y quemas indiscriminadas.

Las actividades agrarias especulativas (la caña de azúcar y la ganadería) fueron las que se desarrollaron más y compitieron por el espacio con las moreras.
La caña de azúcar, cultivada desde época nazarí, dio un salto cualitativo y cuantitativo justamente después del término del levantamiento morisco, hay que decir que soportaba una menor presión fiscal. El caso de la ganadería fue similar, su expansión podría explicarse por el relanzamiento del comercio de la lana, necesidad de escasa mano de obra (parte del territorio granadino repoblado tuvo un serio déficit demográfico) y que las tierras que hasta ese momento se habían cultivado intensamente se encontraban abandonadas, además, era una actividad conocida por los nuevos pobladores, por lo que no se precisaba adaptación ni aprendizaje.


No debemos dejar al margen aquellas cantidades de seda que pudieron haberse sustraído al recuento de los arrendadores y gelices mediante fraude.

En el siglo XVIII la industria sedera tuvo una época de prosperidad llegando a romper incluso los rígidos moldes gremiales.
En 1747 nace la Real Compañía de Granada, con la finalidad de establecer fabricas de seda. 
La vida de esta compañía no fue larga , las operaciones realizadas al principio de su trayectoria y sus novedosos planteamientos muestran la necesidad que había de cambios profundos.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Antecedentes

Toda esta comarca fue una comunidad rural hasta principios del siglo XX, con ello nos referimos a comunidades en las que la población tiene que satisfacer por si misma sus necesidades de consumo, aunque no todos los productos tengan que provenir directamente de la tierra, los ingresos provenían también de la artesanía, industrias en casa y de periodos eventuales de emigración.

Podemos estimar que la población de la Vega de Granada a finales del siglo XV era de unos 60.000 habitantes, ésta población no vivía cómodamente, el nivel de vida era bajo, los habitantes habían puesto en producción la totalidad de las tierras disponibles de la comarca y el comercio de seda que estaba centrado prácticamente en la capital era una ayuda ya que la tierra disponible no era suficiente. La industria de la seda era básica en su economía con una serie de talleres familiares que vendían en las alcaicerías de Granada, Málaga y Almería. El tejido alcanzó una alta calidad. Debido al estado de la tecnología la utilidad de los recursos naturales de la Vega era limitada.

Tras la caída del Reino de Granada, las capitulaciones garantizaron el respeto a la población y sus propiedades, por lo que no fueron necesarias repoblaciones, a excepción de Santa Fe, donde el ejercito cristiano estableció su campamento durante el asedio a la ciudad.